Luego de la crisis de la década de los 80 y la racionalización del servicio a principios de los 90, se reconoce muy tarde pero se reconoce, la visión que se tenía de poner en práctica la Ley General de Electricidad. Esta ley que fue un faro que iluminó el camino y que durante 25 años ha llevado al sector eléctrico a uno más independiente y sostenible. 

Afortunadamente las cosas cambiaron para bien y para conservar ese camino, el sector eléctrico debe seguir caminando hacia un modelo sostenible y fortalecido que se anticipe a las necesidades del futuro. 

Los pasos que siguen son importantes de tomar en cuenta y con los que estoy totalmente de acuerdo son: “Nuevas licitaciones a largo plazo que respondan a la Política Energética con el compromiso de alcanzar más del 80% de la matriz de generación que derive en fuentes renovables”, expresaba en su edición Futuro Renovable de la revista Ager en su edición Octubre-Diciembre 2021.

Asegurado esto se puede pensar que el clima de inversión para generar nuevas fuentes de trabajo y desarrollo en el país como una visión de largo plazo, están en marcha. Ya se pueden pensar en ciudades inteligentes y nuevas tecnologías que pondrán a Guatemala en la mira de nuevos capitales

Sin embargo una piedra en el zapato es el gran índice de desigualdad que hay en el país. El uso de la leña en más del 80 por ciento de la población que vive en pobreza y pobreza extrema y con un 3 por ciento de la población que concentra el 80 por ciento del capital que circula en el país, además que somos el primer lugar de países desiguales en América Latina, no son condiciones reales con las que se puede aspirar a tener un futuro que pueda ocurrir en los siguientes 30 años. Mucho menos puede ser atractivo para la inversión. Sugerirlo o hacer una invitación pública es insensato acaso.

Este pensamiento no ha cambiado y la polarización política y social seguirá frenando ese sueño que se ve simple: “Entre más consumidores y mejores ingresos hayan dentro de la población mayor riqueza circulará para todos y más inversión vendrá”. Pero esto es para muchos una “amenaza comunista”, le dicen

Nuevas medidas como empezar a deshacernos de la idea del uso de los combustibles fósiles y ambientales serán los nuevos pasos para integrarnos al futuro. Este cambio será gradual y lento en el caso de Guatemala porque no hay condiciones de desarrollo para la población de escasos recursos que no se les ve como un potencial consumidor, más bien una estorbo. 

A mayor equidad económica, más consumo, mayor demanda, más ingresos. No se puede sostener confiar el desarrollo de un país menos de 300 mil guatemaltecos que pagan impuestos. No es sano mantener esas condiciones y más cuando se busca la modernización de un país. 

Guatemala tiene el sector eléctrico más avanzado de la región en la generación del recurso y va en camino a liderar la generación de energías limpias. Esto también debe ser reconocido y apoyado.