En la actualidad se habla de almacenamiento de energía como parte de las acciones para lograr la transición energética hacia un sistema eléctrico descarbonizado. La energía como tal no se puede almacenar, lo que sí se puede gestionar son los suministros para la producción de energía, como por ejemplo se puede almacenar o represar el agua que servirá luego para la producción de electricidad en tiempos de necesidad. 

Existen varios sistemas de almacenamiento, entre los cuales podemos encontrar los siguientes:

  • Almacenamiento a gran escala, como el utilizado por las hidroeléctricas. 
  • Almacenamiento en redes y en activos de generación como baterías y condensadores. 
  • Almacenamiento a nivel de usuario final, en donde se utilizan baterías y superconductores. 

En la actualidad, las baterías de litio son el principal método de almacenamiento energético, se estima que para el 2030 el uso de las baterías de litio permitirá una reducción del 30% de las emisiones de carbono.  

 

En este contexto, también se habla del hidrógeno verde, como vimos en nuestra publicación anterior, se considera como el combustible del futuro, pues con este se puede generar electricidad a través de las fuentes renovables.  

 

Hoy, el almacenamiento energético se apoya en una mezcla de tecnologías que contribuyen al desarrollo de la humanidad, unas ya conocidas y otras en desarrollo. El campo del almacenamiento energético se puede dar por medio de los métodos: eléctrico, químico, electroquímico, mecánico y térmico.  

Los sistemas de almacenamiento son fundamentales para el futuro de la energía renovable, con un desarrollo de tecnología sorprendente. Todo ello para garantizar una mayor eficiencia y menor costo, además de buscar un menor impacto en el medio ambiente.