La energía eólica es otra energía limpia. Afortunadamente no contribuye en nada al cambio climático o al efecto invernadero. Es la más limpia que existe. Los aerogeneradores son los encargados de producir la energía. En muchos países los proyectos de energía eólica están al servicio de las grandes industrias.

Los aerogeneradores de 100 metros de altura con aspas de 30 metros de largo son los principales protagonistas. Se les acusa de causar contaminación visual y puede no gustarles a las personas. Sin embargo en España, por ejemplo, son grandes atractivos turísticos. En otros lugares los aerogeneradores se han convertido en símbolos de los pueblos. Así que para un roto hay un descocido.

Hay que tomar en cuenta que para diseñar estos campos donde se instalarán los aerogeneradores como primer requisito deben ser grandes planicies, es decir que no existan barreras naturales o artificiales a su paso. Una inconformidad ambiental es que los aerogeneradores son un peligro para las aves migratorias.

También existen los aerogeneradores marinos. Las empresas los ubican con un mínimo de 3 kilómetros dentro del mar. Sin embargo como todo en la vida, estos proyectos representan riesgos económicos altos. Los cableados, la infraestructura no digamos el mantenimiento puede disparar la inversión. Las vibraciones que producen también afectarán al ecosistema marino. Demasiado arriesgado aunque depende mucho de la ubicación.

El beneficio de emplear la energía eólica, aunque sea marina, es grande pero recordemos que estas energías renovables, especialmente la eólica, están en desarrollo y es seguro que en el futuro irán mejorando sus procesos para ser más eficientes.