Termina un año con avances a medias, en donde se sigue percibiendo el efecto de la pandemia de Covid-19 y la lenta recuperación de algunas cadenas de suministros, además del conflicto entre Rusia y Ucrania, el cual sigue afectando precios de combustibles, algunos metales y el comercio de cereales.
De una u otra manera, todos los países del mundo fueron, o siguen siendo, afectados por la guerra en Ucrania, lo cual mostró también un fuerte impacto en el continente americano, en especial en países no desarrollados, esto por la dependencia del petróleo, materias primas para industrias locales y fertilizantes, en naciones que muchas veces basan su economía en la producción agrícola.
Todavía se siguen sintiendo los efectos de la interrupción de la cadena de suministros, aunque sí se observa una lenta vuelta a la normalidad, pero con un aumento considerable de precios, lo cual también va a afectar a cada país de manera individual, debido a la localización geográfica. Como se ha demostrado, la mínima interrupción puede causar daños graves a las economías de algunos países.
En la recta final del año.
No es ningún secreto que el fin de año muestra retos a nivel global, en donde se ha visto en muchos países el aumento en el precio de la energía eléctrica, lo cual también va unido a la irregularidad en el precio y mercado del petróleo, esto en una época en donde se suele aumentar el consumo habitual.
Las economías de la región enfrentan una coyuntura difícil para lo que resta del año, como ya comentamos, por el contexto externo post Covid-19 y lentas recuperaciones antes del inicio del conflicto en Rusia, de la actividad económica y el comercio internacional.
Estamos, pues, ante una desaceleración del crecimiento económico el cual se podría agudizar, esto alimentado por la incertidumbre por el fin del conflicto armado o sanciones a la Federación Rusa, lo cual podría provocar fuertes efectos a través de los aumentos de precios, lo cual podría también aumenta la pobreza y la desigualdad.
Proyeccion de crecimiento del pib 2022
